
VECINARIUM
El piso 1ºD estaba deshabitado...vacío. Una empresa de limpieza y mudanzas lo desamuebló y desinfectó por orden y acuerdo de la comunidad de propietarios. Lo llamaban "el piso de la loca".
A mi mujer le contaron esta historia:
-Ella era guapa, sí muy guapa y lozana, algo gorda..., así rechoncha !como yo digo! ¡a ver si me entiendes¡. Y él era alto y guapote. Era un americano con bigote, hablaba así: -pchuá - pchuá - puchuá-, en americano, y yo le decía: -¡anda, vete a tomar por culo!, ¡por si acaso!-. Sí, era muy guapo y alto, así de alto como tu marido !pero guapo¡, ¡a ver si me entiendes!. Tenía cuartos, ¡muchos!, menudos coches traía, de esos americanos. Pero ¿que sé yo qué pasaría?, que el americano dejó de venir, y ella se abandonó. ¡Acabó loca!-.
La señora ya anciana del 1ºD, falleció postrada y agónica abrazada a sus tubos de respiración asistida en un hospital geriátrico.
A veces, en la oscuridad de la noche, subo en silencio al rellano del piso primero, me resisto a encender la luz, y creo oir: -¡pchuá - pchuá – puchuá!-. Siento que la puerta se abre, unas manos gruesas y lozanas acarician mis mejillas. Entre una neblina de un viento céfiro y frío veo el rostro entubado de "la loca". Sus ojos son dos bocas desdentadas que me dicen:
-no creas nada...no fue así-.
(Garven.)
El piso 1ºD estaba deshabitado...vacío. Una empresa de limpieza y mudanzas lo desamuebló y desinfectó por orden y acuerdo de la comunidad de propietarios. Lo llamaban "el piso de la loca".
A mi mujer le contaron esta historia:
-Ella era guapa, sí muy guapa y lozana, algo gorda..., así rechoncha !como yo digo! ¡a ver si me entiendes¡. Y él era alto y guapote. Era un americano con bigote, hablaba así: -pchuá - pchuá - puchuá-, en americano, y yo le decía: -¡anda, vete a tomar por culo!, ¡por si acaso!-. Sí, era muy guapo y alto, así de alto como tu marido !pero guapo¡, ¡a ver si me entiendes!. Tenía cuartos, ¡muchos!, menudos coches traía, de esos americanos. Pero ¿que sé yo qué pasaría?, que el americano dejó de venir, y ella se abandonó. ¡Acabó loca!-.
La señora ya anciana del 1ºD, falleció postrada y agónica abrazada a sus tubos de respiración asistida en un hospital geriátrico.
A veces, en la oscuridad de la noche, subo en silencio al rellano del piso primero, me resisto a encender la luz, y creo oir: -¡pchuá - pchuá – puchuá!-. Siento que la puerta se abre, unas manos gruesas y lozanas acarician mis mejillas. Entre una neblina de un viento céfiro y frío veo el rostro entubado de "la loca". Sus ojos son dos bocas desdentadas que me dicen:
-no creas nada...no fue así-.
(Garven.)